CAFÉ DE LOS ARTISTAS Y LA FARMACIA PUERTO DE LA PLAZA DE SAN ILDEFONSO.

La plaza de San Ildefonso, que sin nombre aparece en el plano de Pedro Texeira (1656), continúa relatando historias interesantes y no sólo por lo que esconde el viejo edificio del siglo XVIII, donde dicen que tuvo lugar el primer sorteo de la lotería, por su derruido mercado o por la iglesia, también por el antiguo y desaparecido café-teatro que por allá estuvo y sobre todo por la farmacia Puerto, que allí continúa. 


Foto: M.R.Giménez (2013)
Lugar donde estuvo situado el café-teatro de Los Artistas. A la derecha se aprecia la calle de Santa Bárbara y a la izquierda la calle de San Joaquín.


No es mucho lo que sabemos del café-teatro de los Artistas, que estuvo situado en la calle de Santa Bárbara, números 8 y 10, con salida por la calle de San Joaquín, a dos pasos de la plaza. Las primeras noticias en prensa sobre este local datan del inicio de los años cincuenta del siglo XIX. 

Este café, además de billar, tenía instalado en su interior un pequeño teatro en el que se representaban obras, sainetes y números musicales en los que solían intervenir actores que comenzaban sus carreras, como el que fue luego muy popular José Mesejo (1842-1911). Por cincuenta (dos reales) o sesenta céntimos el dueño del local servía café y los actores una obra, a veces en cinco o seis actos. 

Gran tumulto causaría la representación de un sainete el domingo 6 de octubre del año 1867 cuando hubo necesidad de conducir a la casa de socorro a una mujer, no desvanecida por lo que había visto en el escenario, sino descalabrada durante la representación por el golpe de una taza, que de entusiasmo la arrojó un parroquiano. 

Este de los Artistas también vendía entradas para otros espectáculos, como el baile de máscaras de Bellas Artes, al precio de 12 reales para los caballeros y 8 reales para las señoras. 

En el año 1873 el café de los Artistas cambió de dueño quien, tras realizar una reforma completa del local durante dos años, reabre el sábado 25 de septiembre de 1875 con un muy anunciado concierto del cuarteto de profesores: Espinosa, Power, Vidal y el violinista Antonio Fortuny. Este nuevo propietario sería el Sr. Masa, que deseaba dar un nuevo ambiente al local y no ha perdonado medio ni sacrificio alguno para dotar a aquella parte de la población de un verdadero centro de recreo, estableciendo todos los jueves y domingos conciertos de cuarteto y piano. El café de los Artistas pasaría entonces a llamarse café de Masa y tendría una efímera vida, ya que el día 30 de septiembre de 1876 un anuncio en prensa informa del alquiler de un espacioso local con seis puertas, que fue el café de los Artistas de la calle de Santa Bárbara. 

Mucho más interesante y antigua es la farmacia que casi milagrosamente subsiste hoy en este lugar de Madrid. 

Situada en la plaza de San Ildefonso, número 4, la farmacia Puerto es una de las más bonitas y antiguas de Madrid, pero ya hay noticias de una botica instalada en el mismo lugar de esta plaza y de su boticario, Lucas López Moya, en el año 1654. En ese momento es cuando Felipe IV concede el privilegio de “Arte científico en todo por igual a la medicina” a las farmacias, que pasarían de ser un oficio artesanal a una profesión científica. 


Foto: M.R.Giménez (2013)
La farmacia Puerto en la actualidad.

Estos eran los tiempos en que los límites de Madrid, por esta zona, se encontraban en la Puerta de Santa Bárbara (hoy plaza de Alonso Martínez), la Puerta de los Pozos de la Nieve (hoy glorieta de Bilbao), la Puerta de las Maravillas (hoy la calle de San Andrés) y la Puerta de San Bernardo (hoy glorieta de Ruíz Jiménez). 

Fue el arquitecto/maestro de obras Manuel Bradi (magnífico urbanista y proyectista que realiza la mayor parte de su trabajo en Madrid entre los años 1777 y 1824) quien diseñó la nueva plazuela de San Ildefonso en el año 1798, dándole la forma y la amplitud que actualmente tiene. A partir de entonces otras casas irán sustituyendo a las antiguas, será demolida de nuevo la vieja iglesia de San Ildefonso (1810) para construir la actual (1827) y se instalará el primer mercado cubierto de Madrid (1835-1970). Sabemos que el edificio original donde siempre estuvo emplazada la botica de la plaza de San Ildefonso, antes de su remodelación, se situaba frente a la iglesia, tenía dos alturas y en su distribución contaba con caballerizas, patio, pozo y cueva. Se encontraba en la manzana número 450 que fue adquirida, en su totalidad, por el boticario Plácido Briega Regidor. La casa de la farmacia sería demolida en el año 1798 por ser de las más deterioradas debido a su antigüedad y para construir el actual edificio, dotado de más alturas, que iría acorde con la nueva plaza, volviendo a instalar la farmacia en él. 


Fuente: bvpb.mcu.es
Plano de Madrid de Tomás López (1785), pocos años antes de realizar la ampliación de la plaza de San Ildefonso. La flecha indica el lugar donde estuvo la farmacia, en la manzana 450.


El doctor Diego García-Herreros (que llegaría a ser director del Colegio de Farmacéuticos de Madrid en sucesivos años desde 1830) se haría cargo de la farmacia de la plaza de San Ildefonso, que por aquellos años sería la que estaba situada más al norte de Madrid, mereciendo una reseña en la prensa del mes de agosto de 1846 por su magnífica y rica decoración. 


Foto: M.R.Giménez (2013)
Bustos de Galeno e Hipócrates que decoran la farmacia Puerto desde la primera mitad del siglo XIX.

Esta botica, que por la magnificencia del local ha sido la primera en Madrid, es una de las más elegantes. Dotada de una notable y extensa anaquelería de maderas finas y enriquecida por molduras doradas, que rodean a los bustos de Galeno e Hipócrates, la botica sustenta su techo sobre cuatro columnas jónicas de nogal delante de las que hubo una grandiosa fuente de mármol blanco, en cuya pila se lavan las medidas, embudos, espátulas y demás útiles, todo de plata. El mostrador del local es, aún hoy, una magnífica mesa rectangular de caoba, ancha de dos varas y tres de largo (2,70 m. de largo, 1,50 m. de ancho y 0,91 m. de alto). El botamen, la cristalería y todos los adornos son magníficos.

Foto: M.R.Giménez (2013)
Ana Fernández Díez bajo las columnas de nogal y junto a la magnífica mesa mostrador.


Foto: M.R.Giménez (2013)
Mesa mostrador de caoba y detalle de una de sus patas.

El local aún conserva muchos de los antiguos frascos de cristal (botamen) con sus correspondientes etiquetas identificativas e ingredientes en su interior. Ha perdido el antiguo y hermoso pavimento de azulejos de Valencia, pero contiene un magnífico bajorrelieve alegoría de la Farmacia química, sobre la puerta del despacho, un aterciopelado sillón de espera, dos porcelanas del primer tercio del siglo XX, que probablemente siempre se utilizaron como adorno y varios curiosos recipientes de cristal con tapadera que contienen numerosos ejemplares de peces y caballitos de mar.

Foto: M.R.Giménez (2013)
Alegoría de la Farmacia química y botamen.

Durante los años cincuenta del siglo XIX la farmacia de la plazuela de San Ildefonso (entonces número 7) tuvo como propietario a Carlos Ferrari Scardini (1820-1890), eminente doctor de amplia formación intelectual que tradujo al español numerosos tratados de química orgánica, fue catedrático de Química y llevaría a la farmacia a ser un codiciado lugar para la realización de prácticas de los estudiantes de Farmacia. Ferrari instalaría también en el local su propio laboratorio, anunciando la venta de las pastillas pectorales de la Ermita y de las aguas minero-medicinales Salinas Frías, tituladas de la Margarita, Loeches o la pomada para las grietas de los pechos del doctor Roncal, entre otros productos. 

En los primeros años del siglo XX se hace cargo del negocio el burgalés Antígono Puerto García, llamando por su apellido a la farmacia y laboratorio, además de modificar la fachada del negocio, tal y como hoy la podemos ver. En el año 1914 registra un producto químico de su invención para el cabello, un purgante y el callicida Ungüento Mágico que ¡Es Definitivo! y otros productos farmacéuticos como el Anticatarral Puerto, Antihemorroidal Puerto, Callidol líquido y la Crema Venus (producto cosmético que evita granos y arrugas). 

Antígono Puerto llevó a cabo la constitución del Sindicato Agrícola de Zazuar (Burgos), su pueblo natal, en el año 1905, con el fin de fomentar los cultivos y abonos más adecuados a los terrenos de los sindicados. Posteriormente buscó instalarse en una población importante, por lo que anunciaba en los periódicos del año 1912 su intención de comprar una farmacia o droguería, lo que conseguiría abonando 9.000 pesetas, anunciando al año siguiente la farmacia Puerto en la plaza de San Ildefonso de Madrid. 


Foto: M.R.Giménez (2013)
Tarro en el que se conservan peces y caballitos de mar de Antígono Puerto.

Gran aficionado a la pesca (de él son, sin duda, los peces y caballitos de mar que se encuentran en los tarros de cristal de la farmacia) fue elegido presidente de la Sociedad Sport de Pesca y Caza, en los años treinta del siglo XX, fundando la revista “Caza y Pesca” en el año 1934. 

Foto: M.R.Giménez (2013)
Separación de cristal con la rebotica en la que aparecen las siglas de Antígono Puerto. 

Antígono Puerto fue miembro de la Confederación Española de Derechas Autónomas (C.E.D.A de Gil Robles) y tras el comienzo de la Guerra Civil Española (1936) su farmacia fue incautada por el sindicato Unión General de Trabajadores (U.G.T.). El 25 de abril de 1936 un grupo no identificado lo detiene en su domicilio y posteriormente aparece asesinado. Al finalizar la Guerra Civil el negocio es devuelto a la familia Puerto, haciéndose cargo del mismo José A. Puerto, hijo del anterior propietario, en el año 1941. 

Foto: M.R.Giménez (2013)
Siglas misteriosas de la puerta de la farmacia.

La farmacia Puerto aún guarda un misterio que nadie ha sabido resolver: En su puerta de acceso están grabadas unas letras (FCC, FLL o tal vez el primer carácter sea una H) que no se ha descifrado hasta el momento. 

En la actualidad la farmacia Puerto mantiene su nombre y legado, pero es propiedad del licenciado Felipe Gómez, totalmente desvinculado de los anteriores dueños. 


-La Farmacia Puerto cambió de titularidad en el año 2015. Hoy es la Farmacia Malasaña.-




Fuentes:
“La farmacia de la plaza de San Ildefonso (Madrid)” Francisco Javier Puerto.
“El medicamento en el escaparate. La publicidad farmacéutica en España” Francisco Javier Puerto.
“La parodia teatral en España: 1868-1914” Francisca Íñiguez Barrena.
Boletín Oficial de la Comunidad Autónoma de Madrid.
Hemoroteca B.N.E.
Hemeroteca ABC
Prensahistorica.mcu.es
Es.wikipedia.org
“Antíguos cafés de Madrid” desea agradecer muy especialmente a la farmacéutica Ana Fernández Díez de la farmacia Puerto su amabilidad y simpatía, su inestimable colaboración para la realización de esta entrada, su valioso aporte de información y las facilidades para la realización de las fotografías que ilustran esta historia.


Comentarios

  1. Yo soy la nieta de José A. Puerto, la hija del malogrado primogénito José Ignacio Puerto Sarmiento, fallecido en Ibiza por ahogamiento mientras realizaba pesca submarina por apnea ( a pulmón libre ) . Mi padre se casó con mi madre, la abogada penalista Elisa Carrillo García, enlace que se hizo sin la aprobación de mi distinguida familia Puerto por ser la nieta del relojero del barrio , de mucho menor nivel social que la familia del farmacéutico. Yo apenas pude tener relación alguna con ellos tras morir mi padre siendo yo una niña todavía debido a la animadversión entre las familias y que de mí se ocuparon mis abuelos maternos , porque mi madre y mi padre se acabaron separando antes de él morir y ella quedó muy afectada por su muerte y otras circunstancias y estuvimos ambas al cargo de sus padres , mis abuelos .
    Los hermanos de mi padre, y la viuda de mi abuelo José Antígono Puerto no me aceptaban como parte de la familia, sobre todo Javier Puerto Sarmiento , el conocido y reputado catedrático de Historia de la Farmacia , al que también se hace referencia en la bibliografía del texto. Cuando mi abuelo José murió contrataron a un abogado y me convencieron para firmar mi Renuncia a la parte de la Herencia que me correspondía como heredera de mi padre fallecido , tras lo cual, los dos hermanos - mi tío Javier, mi tía -, y mi abuela viuda, traspasaron la farmacia repartiéndose entre ellos el dinero cobrado - 25 millones de las antiguas pesetas de aquélla época , según consta en la escritura de Partición - .
    Un tiempo después, el mismo abogado, con la excusa de confirmar mi Renuncia, me convenció para firmar ante el mismo notario un texto que decía que yo afirmaba ser la hija del malogrado hermano y nieta del difunto bajo mi responsabilidad. Ya me
    " aconsejó " mi tío Javier Puerto en su momento que aceptase la Renuncia porque yo " no era de la familia " - según él/ellos .

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    1. Perdón por la errata ; mi tío Francisco Javier Puerto, es que, como
      " no soy de la familia " me olvidé de poner su primer nombre, ya que para mí siempre fue el tío Javier, que alguna vez incluso hizo de mi canguro en mi casa de Monforte de Lemos, en el Barrio del Pilar de Madrid, cuando mis padres salían siendo yo muy niña , pero aún me acuerdo de aquélla tortilla de patatas que le pedí y él me dio de cenar sin haberla cocinado, -me imagino que porque no sabía- ya que en su casa tenían servicio y en aquélla época no se estilaba mucho, por no decir nada, que los varones cocinaran.
      Y además, para completar la historia familiar un poco más , mi abuelo materno,el hijo del relojero del barrio, fue un conocido arquitecto técnico aparejador de la época el cual se encargó de ejecutar la primera fase de la Catedral de la Almudena de Madrid después de la Guerra Civil , y también la Real Casa De Correos sita en la Plaza de Cibeles que es en la actualidad la Sede del Ayuntamiento de la Capital ,entre otras muchas obras conocidas,y se llamaba Luis Carrillo Talavera y estoy muy orgullosa y agradecida a él que tanto se esforzó por cuidarnos a mi abuela, a mi madre , a su hermano ,-mi tío materno - y también a mi padre mientras vivió y fue marido de mi madre . Nunca nos faltó de nada, y gracias a él y mi abuela materna yo pude vivir , crecer y ser educada en uno de los mejores colegios de Madrid de aquélla época , el Instituto Católico de Estudios Pablo VI .


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