ANTIGUAS FARMACIAS DE MADRID.
Las farmacias, antiguas
boticas, siempre fueron mucho más que lugares donde se dispensaban
medicamentos. Todas ellas constituían el centro de cada uno de los
barrios donde se ubicaban.
El boticario sabía
cuales eran los problemas y enfermedades que aquejaban a las personas
de su entorno, trataba de remediarlas y, también en muchas
ocasiones, congregaba a su alrededor tertulias de aquellos que más
sabían, con la finalidad de conocer las innovaciones que iban
surgiendo con respecto a las investigaciones científicas.
El gusto por la
decoración lujosa de algunas de las farmacias más bellas de Madrid
parece que surgió a mediados del siglo XIX. Pan de oro, hermosas
molduras, mobiliario realizado con maderas nobles, lámparas
francesas o los más novedosos instrumentos de precisión del momento
serían instalados en estas antiguas boticas, a medida que sus dueños
triunfaban con los preparados de su invención producidos en los
laboratorios que albergaban en las trastiendas de sus negocios.
En este vídeo mostramos
y contamos la historia de tres de las farmacias más antiguas y
elegantes de Madrid.
La Farmacia Deleuze,
situada en la calle de San Bernardo, conserva intacta su decoración
desde el año 1854. Su primer propietario conocido, Baltasar del
Riego, sobrino del militar y político liberal Rafael del Riego (que
dio nombre al famoso himno en 1820), fue el artífice de su
maravillosa ornamentación. Él mismo realizó las pinturas al temple
de los techos, los cordobanes en piel de cabra que adornan aún las
paredes y en los que se aprecian paisajes, flores y aves tropicales.
Adornó las barrocas molduras con pan de oro e instaló los anaqueles
dorados en los que exponer los albareros procedentes de la Real
Fábrica de Porcelana del Buen Retiro, algunos de los que aún
conserva esta farmacia.
La Farmacia Malasaña
(hasta el año 2015, Farmacia Puerto) de la plaza de San Ildefonso,
es una de las más antiguas de Madrid. Ya en el siglo XVII hay
noticia de una antigua botica en el mismo emplazamiento. Su magnífica
decoración procede del año 1846, siendo encargada por el doctor
Diego García-Herreros, propietario entonces del negocio. Maderas
nobles revisten las paredes y conforman el mobiliario de esta
farmacia plagada de columnas jónicas realizadas en madera de nogal y
rematadas por dorados capiteles. En lugar preferente los bustos de
Galeno e Hipócrates, habituales en la decoración de estos antiguos
establecimientos, observan a la clientela desde sus correspondientes
hornacinas.
La Farmacia Juanse, que también fue laboratorio de especialidades, se situaba en la esquina de las calles de San Vicente Ferrer y de San Andrés. Famosa por sus fachadas de coloridos azulejos, con los que su propietario Juan José García Rodríguez hacía publicidad de sus preparados, es quizá una de las más fotografiadas del barrio de Maravillas (Malasaña) de Madrid. En el año 2014 cesó su actividad farmacológica y fue convertida en café. El vandalismo de los que no saben apreciar la historia ni respetan lo que les es ajeno, mantiene las singulares cerámicas en un estado de deterioro permanente.
La Farmacia Juanse, que también fue laboratorio de especialidades, se situaba en la esquina de las calles de San Vicente Ferrer y de San Andrés. Famosa por sus fachadas de coloridos azulejos, con los que su propietario Juan José García Rodríguez hacía publicidad de sus preparados, es quizá una de las más fotografiadas del barrio de Maravillas (Malasaña) de Madrid. En el año 2014 cesó su actividad farmacológica y fue convertida en café. El vandalismo de los que no saben apreciar la historia ni respetan lo que les es ajeno, mantiene las singulares cerámicas en un estado de deterioro permanente.
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