EL EVACUATORIO DE LA PUERTA DEL SOL

Tras cinco años de obras, calles modificadas o desaparecidas y multitud de antiguos edificios derruidos, en el mes de noviembre de 1862 la Puerta del Sol de Madrid adoptaría las dimensiones y el aspecto que hoy todos conocemos.


Fotografía de Jean Laurent (1970) bdh-rd.bne.es. La Puerta del Sol, tras su inauguración.

A partir de aquella fecha comenzaría una larga carrera para ornamentar este espacio recién estrenado, dotándolo de nuevas infraestructuras que lo embellecieran y proporcionasen comodidad a los habitantes de Madrid.

Se instalaron elegantes candelabros y nuevas farolas para el alumbrado, que con el tiempo serían reemplazadas en muchas ocasiones. También una fuente central, que en el mismo año de la inauguración de la Puerta del Sol sería sustituida por la que conmemoró la traída de aguas por parte del Canal de Isabel II (inicialmente situada en la calle de SanBernardo), siendo finalmente trasladada a otro emplazamiento. Luego, ya en los años setenta de aquel siglo, vendrían los tranvías y sus correspondientes paradas, incrementando el tráfico de personas y transportes de esta siempre animada zona central de la ciudad.


Fuente: memoriademadrid.es (1907). Un gran candelabro con nueve farolas presidía el centro de la Puerta del Sol.


La evacuación de las necesidades fisiológicas más inmediatas, aunque solo de una parte de la población, también tuvieron cabida en el proyecto inicial. Es por ello que se pensó en la instalación de pequeños quioscos de columna, sin limpieza ni desinfección, sobre las grandes aceras de cada uno de los edificios recién inaugurados. Para mitigar el problema del insoportable hedor que despedían se propusieron soluciones, como dotarlos de agua corriente y, más adelante, en la posibilidad de construir modernos y elegantes evacuatorios en el subsuelo, con las condiciones sanitarias más adecuadas.


Fuente: memoriademadrid.es (1906). Proyecto de evacuatorio, que no llegó a realizarse, firmado por sus autores.

Los arquitectos Mauricio Jalvo Millán y Joaquín Pla Laporta presentarían en el año 1906 un bellísimo y modernista proyecto de evacuatorio de subsuelo, para situarlo en el centro de la Puerta del Sol, pero que nunca llegaría a realizarse.

Aprovechando el gran candelabro (apodado la alcachofa), dotado de columna sobre pedestal y rematado por nueve farolas, que se había inaugurado en el año 1897 para reemplazar el espacio que dejó la citada fuente del Canal de Isabel II, se planificó la entrada a estos aseos. Sus dos accesos, con sinuosas escaleras independientes para señoras y caballeros, habrían sido techados por una cubierta de cristal y metal en forma de doble helicoide.



Fuente: memoriademadrid.es (1906). Entrada al evacuatorio, según proyecto.

Una vez en su interior la usuaria o el usuario hubieran encontrado dos recintos de planta semielíptica, provistos de las correspondientes cabinas con aparatos de porcelana y una zona de lavabos en el centro. Paredes forradas con baldosines blancos, suelos de mármol y techos con losas de cristal artesonado para la entrada de luz cenital, decorados y contenidos por metales niquelados. Por las noches, el recinto estaría iluminado con luz eléctrica. La ventilación de los aseos se hubiera realizado mediante pequeñas chimeneas y conductos, convenientemente camuflados en el interior del candelabro situado en la entrada.


Fuente: memoriademadrid.es (1906). Distribución interior del evacuatorio.

Hasta principios del año 1910, siendo alcalde José Francos Rodríguez, no volvería a retomarse el proyecto para la construcción de los aseos en la Puerta del Sol, asegurando que muy en breve se construiría también un evacuatorio para señoras.

Quince meses de obras y un coste de cincuenta mil pesetas permitirían que, el día 24 de abril de 1911, fuera por fin inaugurado el primer evacuatorio subterráneo de la Puerta del Sol, exclusivo para caballeros.

El arquitecto Rafael Ripollés Calvo y el ingeniero Gil Meneses fueron los encargados de este proyecto tan esperado como necesario, al que después seguirían otras instalaciones similares, que se mantendrían con modificaciones hasta bien entrado el siglo XX.


Fuente: ABC (1911). Inauguración del nuevo evacuatorio, solo para caballeros.

Los usuarios, desacostumbrados por entonces a los subterráneos, se figuraban que iban a visitar el centro de la tierra, camino del averno.

El nuevo recinto tenía entrada y salida con escaleras separadas por una pequeña plataforma. Su amplio interior se alumbraba por una suavísima luz cenital durante el día y eléctrica por las noches. Paredes blancas, suelo marmóreo, cristales y espejos biselados por doquier adornaban el aseo que contaba con catorce plazas de porcelana, seis water-closet de pago y dos gratuitos, además de lavabos dotados de jabón líquido a libre disposición de la clientela, calefacción, teléfono y personal de vigilancia.

Una mampara de madera y cristales, con huecos para entrada y salida, separaba la parte de los servicios gratuitos de la selecta zona de pago, cuyo precio se estipuló en diez céntimos de peseta por cada uso.


Fuente: Archivo Ruiz Vernacci. mcu.es. Hace 100 años, así eran los accesos del evacuatorio de la Puerta del Sol.

Las mujeres tuvieron que esperar hasta el año 1921 para tener su propio aseo subterráneo en la Puerta del Sol, que sería instalado frente a la calle de Preciados.



Fuentes:

ABC

bdh-rd.bne.es

europeana.eu

hemerotecadigital.bne.es

mcu.es

memoriademadrid.es


Comentarios

  1. Supongo que, con tanta dilación en la aprobación y ejecución del proyecto, seguirían en uso los modelos de urinarios de "difícil evacuación y odoración intensa" durante décadas. Por cierto ¿no había al respecto de los primeros artilugios urbanos de esta índole unos versos sobre el duque de Sesto?

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    1. La prensa del momento relata con ironía las críticas por la dilación extrema en la construcción de este evacuatorio. Bromas, chanzas y coplas saldrían del ingenio madrileño, por esta causa.
      Parece que también sufriría de cierto abandono, ya que hay pequeñas noticias del pésimo estado de sus escalones (sobre todo en los días de lluvia), sin especificar sobre de su interior.
      Gracias por tu comentario, Conde.

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