CAFÉ DE PRADA, UNA TRAVESÍA Y UNA FUENTE.
La calle de San Bernardo,
situada en el centro de Madrid, se llamó de los Convalecientes hasta
que Felipe II mandó cerrar el hospital en ella ubicado y que le daba
nombre. Poco después pasó a denominarse de los Convalecientes de
San Bernardo, recogiendo así la denominación del convento dedicado
a este santo y cuyo primer oficio fue celebrado en el año 1596. Ya
en el siglo XIX, para distinguirla de otra más estrecha y con el
mismo título, pasó a llamarse calle Ancha de San Bernardo (Ancha,
para los del barrio), hasta que finalmente quedó con el escueto
nombre de San Bernardo.
Fuente: mcu.es. Fotografía de Antonio Passaporte-Loty- entre 1927 y 1936. La calle de San Bernardo. A la derecha el inicio de la calle de los Reyes. |
En el antiguo número 50 de esta vía (cuya casa ya derruida se corresponde con el actual número 40) vino a instalarse el Café de Prada, propiedad de Santiago Prada y cuya historia se remonta al año 1884.
Su servicio esmerado,
la música de sus conciertos y
un gran salón de billar harían del de Prada
uno de los cafés de barrio
más populares entre los estudiantes de la cercana Universidad
Central de Madrid. Además, sería el lugar elegido por el periodista
Emilio Carrere, los poetas Mauricio Bacarisse y Francisco Martínez
Corbalán, el músico José Losada o el escritor antitaurino Eugenio
Noel (Eugenio Muñoz Díaz), para la celebración de su tertulia.
Fuente: hemerotecadigital.bne.es (1903). |
El Café de Prada parece que comenzó su declive con la llegada del nuevo siglo. En su local comenzaban a reunirse pandillas de rateros que espantaban a la clientela y así Ricardo Prada, su dueño por entonces, traspasó el local que se convertiría en el Café Mercantil.
Fuente: hemerotecadigital.bne.es (1907). |
Poco duró el nuevo
negocio a su dueño, Guillermo Encinas de la Nieta, ya que sólo un
año y pocos meses después de su apertura sería declarado en
quiebra por el Juzgado de Primera Instancia del distrito del
Hospicio, como se anunciaba en el mes de agosto de 1907.
Durante
los primeros días del mes de enero de 1908, y con nuevos
propietarios apellidados Gabela, el Café
Mercantil volvió a ser
inaugurado. Estos reputados jefes de cocina y reposteros
anunciaban selectos
menús bien condimentados, manteniendo
en su negocio la estupenda sala de billar y los hermosos conciertos,
con una orquesta de veintidós músicos. Pero tampoco duraría
demasiado este café de la calle de San Bernardo en sus manos. Dos
años después, en 1910, sería adquirido por Crisanto García del
Barrio, industrial propietario del cinematógrafo Franco-Español,
situado en la calle del Duque de Alba (terreno que con posterioridad
ocuparía el ya desaparecido Cine Alba).
El
Café Mercantil fue
noticia, a su pesar, por un hecho curioso. Dos días antes de ser
asesinado José Canalejas Méndez (presidente del Consejo de
Ministros en 1912) en la Puerta del Sol, su ejecutor Manuel Pardiñas
pasó varias horas en el café. Tras ingerir varias copas de coñac,
vermú francés y fumar algunos cigarros de la mejor calidad, mantuvo
distendidas charlas con la clientela y los músicos que allí
actuaban. Tras el atentado, la fotografía de Pardiñas fue publicada
por los periódicos de la época y todos reconocieron al individuo
que la noche de aquel domingo de noviembre estuvo en el Mercantil.
Lo más singular de este caso fue que, al prestar declaración en el juzgado, compañeros y conocidos aseguraron que Pardiñas era un hombre bastante reservado, que no fumaba ni bebía y no le gustaba salir por la noche.
Lo más singular de este caso fue que, al prestar declaración en el juzgado, compañeros y conocidos aseguraron que Pardiñas era un hombre bastante reservado, que no fumaba ni bebía y no le gustaba salir por la noche.
Fuente: prensahistorica.mcu.es (1932) y fotografía de la derecha M.R.Giménez (2020). La travesía de la Cruz Verde, con el Gran Café Bar Ideal, en 1932. El mismo lugar, hoy. |
A principios del mes de
marzo de 1916, en el mismo emplazamiento de la calle de San Bernardo,
abriría un nuevo negocio con el título de Gran Café-Bar Ideal.
Suntuoso y refinado,
sus nuevos dueños, Eduardo Arenal y Salvador Guinea, montaron en
el nuevo café un servicio de pastelería, repostería y fiambres a
domicilio, además de convertirlo también en chocolatería con
precios económicos. Mantuvieron la sala de billar de cuatro mesas y
el salón para las tertulias, en el que instalaron un elegante,
artístico y magnífico piano orquestal norteamericano, equivalente a
una orquesta de veinticinco profesores.
Hacia el año 1923 el
Gran Café-Bar Ideal caería en declive, convirtiéndose en un
modesto local en donde tomar un desayuno y salir por la puerta, pero
manteniendo su sala de billar.
El edificio donde se
ubicaron sucesivamente los cafés mencionados hacía esquina con la
travesía de la Cruz Verde, que hasta el año 1835 se llamaba
calle del Nabo. Con escasos veinte metros de longitud, esta pequeña
travesía une las calles de San Bernardo y de la Cruz Verde.
Abastecida por el viaje
de agua de Amaniel, vino a instalarse en esta travesía de la Cruz
Verde una fuente de vecindad con forma de un jarrón grande de
hierro. Corría el año 1848 cuando este caño vecinal fue
inaugurado, reemplazando a la que fue famosa Fuente del Cura, situada
en la cercana calle del Pez.
Fuente: memoriademadrid.es (1864). Alfonso Begué. La Fuente de la Piña. |
La fuente sería conocida
como Fuente de la Piña por el vecindario y es muy posible que
durante la Guerra Civil Española resultara destruida, siendo
reemplazada por otra de piedra, también con un sólo caño y pilón.
Fuente: mcu.es (1963). Fotografía de Juan M. Pando. La travesía de la Cruz Verde con la fuente que reemplazó a la conocida como de la Piña. |
Sería al principio de la
década de los años setenta del siglo pasado, cuando el edificio y
la fuente de la travesía de la Cruz Verde fueron demolidos.
Fuentes:
hemerotecadigital.bne.es
mcu.es
memoriademadrid.es
prensahistoriaca.mcu.es
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