PASAJE Y CAFÉ MARÍA CRISTINA DE LA CALLE MAYOR

Con inspiración francesa vino a construirse, entre las calles Mayor y del Arenal de Madrid, un gran edificio destinado a viviendas y comercios que contuvo un hermoso pasaje y un bellísimo café. Este inmueble fue proyectado por el arquitecto Manuel Álvarez Naya para el duque de las Torres y finalizó su construcción en el año 1924. En su ejecución intervino la prestigiosa casa belga Léon Monnoyer et Fils, responsable también de toda la decoración interior. 


Fotografía de Luis LLadó/simurg.csic.es (años 20 del siglo anterior).
Pasaje del Café María Cristina, situado en la c/ Mayor, número 6. 

Un impresionante pasaje fue instalado en este edificio, al que se accedía por el número 6 de la calle Mayor. Molduras y apliques completaban la decoración de un techo con vidrieras de colores que daban luminosidad al espacio.

Sus rótulos indicaban la dirección para subir a los billares y a la zona de las muchas tertulias que allí tenían lugar, al salón de thé y restaurant del espectacular Café María Cristina.

Inaugurado el día 20 de diciembre de 1924 por sus propietarios, Federico Rey e hijos (Antonio y Federico), este suntuoso y enorme café musical se ubicaba en el número 5 de la calle del Arenal y se extendía hasta el citado pasadizo de la calle Mayor.


Fotografía de Luis LLadó/simurg.csic.es
Entrada del Café María Cristina, situada a fondo del pasaje.

Mediante una puerta giratoria de madera y cristal, situada al fondo del pasaje de la calle Mayor, se llegaba a una primera estancia del café cuya iluminación natural procedía de las cristaleras de la entrada y del techo. Por uno de sus rincones se accedía al pequeño escenario, situado sobre una plataforma elevada, en el que diariamente se realizaban conciertos de piano, violín y violonchelo de doce a dos de la tarde y de diez de la noche a una de la madrugada.


Fotografía de Luis LLadó/simurg.csic.es (años 20 del siglo anterior).
Salón grande del Café María Cristina. Al fondo se ve la plataforma para los músicos.

Un pequeño enrejado y algunos escalones separaban ese primer espacio de otra luminosa y gran sala con divanes tapizados, mesas cubiertas de mármol y sillas de madera. Los altos techos y robustas columnas de esta segunda pieza del María Cristina se adornaron con molduras discretas sobre un fondo claro, forrando la mitad de sus paredes por frisos de madera situados sobre los respaldos de los divanes.

Dotado de un buen sistema de calefacción en invierno y ventiladores de techo en verano este café se preciaba de tener al mejor cocinero de Madrid, además de una carta amplia y moderada a disposición de su clientela.

La enorme afición de la época por el juego de billar proporcionó estancias especializadas en todos los cafés que tuvieran espacio suficiente. El María Cristina no fue una excepción e instaló, en el piso principal del edificio, varias salas con treinta y una mesas de maravillosa precisión y de una ejecución concienzuda debidas a la prestigiosa casa de Ismael Guarner, ubicada entonces en la ya desaparecida travesía del Conservatorio (calle suprimida con la construcción del tercer tramo de la Gran Vía).


Fuente: hemerotecadigital.bne.es (1924)
Una de las salas de billar del Café María Cristina.

El Café María Cristina contaba además con un elegante salón comedor y de té, con entrada por el pasaje de la calle Mayor, al que pusieron por nombre Luis XVI. Su decoración clásica con espejos, adornos de guirnaldas en escayola y arañas de cristal se completaba con tres vidrieras emplomadas en su techo, que permitían la entrada de luz natural.

El salón Luis XVI se utilizaba, si era preciso, para organizar bailes y curiosos espectáculos. Así, el profesor Wolly (Wolly Mook “El rey del hambre”), que practicaba el bonito numero del ayunador impenitente, y que había prometido permanecer en su urna precintada, sin comer, sin beber y sin dormir durante cuarenta días, daría comienzo a su hazaña el día 24 de mayo de 1929, desistiendo de su propósito diez días después.


Fotografía de Luis Lladó/simurg.csic.es (años 20 del siglo anterior)
Salón Luis XVI del Café María Cristina.

Parece que Antonio Rey Soria, hijo del fundador y director gerente del Café María Cristina, decidió renovar su establecimiento durante el verano de 1930 vendiendo todos los divanes, frisos y aparatos eléctricos. Más adelante, el salón Luis XVI fue convertido en jardín de invierno, lugar cuajado de flores y decorado con el gusto más exquisito y moderno. También la zona del mostrador, situada a la entrada del pasaje de la calle Mayor, fue transformada en un modernísimo y precioso local diseñado por el arquitecto Luis Gutiérrez Solo e inaugurado en el mes de diciembre de 1932 con el nombre de Bar María Cristina.

La Guerra Civil Española (1936-1939) devastó Madrid. Los numerosos bombardeos que se perpetraron sobre la población civil destruyeron o dañaron gravemente gran parte de los edificios. 


Fuente: bde-rd.bne.es (1937).
Fachada de la c/ Mayor, nº 6, tras los bombardeos de la Guerra Civil. El pasaje y el Bar María Cristina quedaron destrozados.

Tanto el bonito pasaje como el Café María Cristina y su bar, situados en la calle Mayor, quedaron totalmente destrozados. A pesar de todo, el gran salón de este café, con entrada por la calle del Arenal, continuaría en funcionamiento hasta el año 1949.

Cuatro años más tarde, la Galería de Arte Toisón se instalaría en el local del antiguo café.


Fuentes:

bdh-rd.bne.es

hemerotecadigital.bne.es

Luis Lladó – simurg.csic.es

memoriademadrid.es

prensahistorica.mcu.es



Comentarios

  1. El interior era una preciosidad. Incluso el acceso mediante esa puerta giratoria.

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    1. Soy el Conde de Salisbury que estoy un poco "empanado" y no he sido capaz de aparecer con el perfil de blogger, sorry.

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    2. Sin problemas, Conde.
      El Café María Cristina era espectacular, es verdad. También lo fue el Bar María Cristina (tiene acceso directo, en el blog, al artículo a él dedicado).
      La Guerra Civil Española fue una calamidad para este país, también para la cantidad de obras de arte que se perdieron.
      Un saludo y gracias por comentar.

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  2. Este café se cita en la novela “Madrid, de corte a checa” donde el personaje José Félix recibe la llamada telefónica de su novia Pilar.

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