LA CASA DE LA INQUISICIÓN.


La calle de Isabel la Católica, que comienza en la plaza de Santo Domingo y termina en la Gran Vía, no siempre tuvo ese nombre. Premostenses se llamaba a mediados del siglo XVII, y antes calle del Espíritu Santo. Sobre 1851 se le impuso el nombre de María Cristina y alrededor del año 1858 al fin consiguió su denominación actual.

El tenebroso nombre con el que más tiempo fue conocida esta vía (aún después de la abolición) fue el de Inquisición, ya que desde finales del siglo XVII hasta el año 1820 en ella estuvo instalado el Tribunal de la Inquisición y la cárcel del Santo Oficio.


Fuente: hemerotecadigital.bne.es. Fotografía derecha: M.R.Giménez (2018). La calle de Isabel la Católica en 1934 y en la actualidad. Al fondo la plaza de Santo Domingo.


La Casa de la Inquisición fue edificada en el siglo XVII. Tenía tres plantas de altura y varios pisos de intrincados sótanos que se extendían por debajo de la plaza de Santo Domingo. Una ancha y severa puerta, sobre la que se habían construido grandes balcones, daba acceso a las extensas salas con elevados techos de su interior, todo ello levantado a base de recios muros con más de medio metro de espesor.


Fuente: hemerotecadigital.bne.es. Fotografía derecha: M.R.Giménez (2018). La Casa de la Inquisición en 1926 y el edificio que la reemplazó.

En este odiado edificio, que había forjado una leyenda horrible en Madrid, se llevaban a cabo los procedimientos judiciales exclusivos del denominado Santo Oficio, además de estar destinado a cárcel; pero el Consejo Supremo y palacio del Inquisidor se situaba en la cercana calle de Torija, esquina con la plaza de la Marina Española, cuyo edificio (1780) aún se conserva.


Fotografía: M.R.Giménez (2019). Edificio de la calle de Torija, donde estuvo el Consejo Supremo de la Inquisición.

Las sentencias a muerte dictadas por el Tribunal de la Inquisición eran ejecutadas a las afueras de Madrid o en la plaza de la Cruz Verde, mientras que la plaza Mayor era el escenario de los autos de fe o actos públicos, en donde los condenados eran exhibidos y debían pedir perdón por las herejías y blasfemias de las que habían sido acusados por este siniestro tribunal.

La tétrica Casa de la Inquisición fue asaltada por el pueblo de Madrid en el mes de marzo de 1820. En su interior sólo se encontraban entonces dos personas. Pocas décadas después, al realizar obras de acondicionamiento en los bajos del edificio, se halló un falso suelo que dejó al descubierto gran cantidad de huesos humanos. Los restos fueron depositados en el Cementerio General del Norte, que se encontraba cercano a la glorieta de Quevedo.


Tras la abolición total de tan espeluznante institución (1834) la Casa de la Inquisición, situada en el número 4 de la calle, fue vendida, convirtiendo sus salones en locales de alquiler para comercios, industrias y en cuartos destinados a viviendas. Aún tardaría varias décadas en cambiar también el nombre de la vía.

En el año 1945 el viejo caserón del siglo XVII fue derribado, junto con su penosa historia.

Los modernos edificios de la por entonces casi terminada Gran Vía darían paso también a la “Gran Galería” o pasaje comercial, que conecta aún las calles de San Bernardo e Isabel la Católica, situado entre dos altos inmuebles de viviendas.


Fotografía: M.R.Giménez (2019). Gran Galería, pasaje que comunica las calle de Isabel la Católica y San Bernardo.

En uno de sus laterales, precisamente sobre lo que fue el terreno que ocupó la Casa de la Inquisición, se inauguró en los años cincuenta del pasado siglo una de las más famosas salas de fiesta de Madrid, El Biombo Chino, hoy convertida en discoteca.

Fuente: andrespajares.es (años setenta). Fotografía: M.R.Giménez (2019). Fachada del "Biombo Chino" y la discoteca que allí se encuentra en la actualidad.

Ironías de la vida.



Fuentes:

andrespajares.es
“Guía de Madrid, manual del madrileño y del forastero” Ángel Fernández de los Ríos.
hemerotecadigital.bne.es
prensahistorica.mcu.es

Comentarios

  1. «Esta terrible Inquisición, contra la cual se arroja fuego y llamas, lejos de ser un tribunal despótico e injusto, es al contrario el más moderado de los tribunales por las precauciones que Carlos III, que reina al presente, ha tomado contra los abusos que podían dar lugar a quejas […] Los españoles nos reprochan con razón las cartas de encierro, cuyo abuso les parece ser la más violenta de las inquisiciones.» (Pierre-Augustin Caron de Beaumarchais, 1732-1799).

    «Mr. Masson [de Morvilliers] se creyó seguro de su triunfo hablando de la Inquisición: creyó que esta palabra, que han hecho tan terrible, bastaría para asegurarle el éxito de su obra. El extranjero se estremece al pronunciarla; cuando el español prudente apenas echa de ver la existencia de este Tribunal.» (Antonio José de Cavanilles, 1745-1804).

    «La inquisición podría ser citada en nuestros días como un modelo de equidad». «La Inquisición es en sí una institución saludable, que ha hecho a España los servicios más importantes, y que ha sido ridícula y vergonzosamente calumniada por el fanatismo sectario y filosófico» (Joseph Marie de Maistre, 1753-1821).

    «Ese terrorífico nombre de Inquisición, coco de niños y espantajo de bobos». «Niego esas supuestas persecuciones de la ciencia, esa anulación de la actividad intelectual, y todas esas atrocidades que rutinariamente y sin fundamento se repiten» (Marcelino Menéndez Pelayo, 1856-1912).

    ResponderEliminar
  2. Gracias por tu extenso comentario, Ricardo.
    Quizá estés interesado en visitar nuestros vídeos, sobre la historia de Madrid, en esta dirección de YouTube: https://www.youtube.com/channel/UCCmQb2UTq-TNbf8Y8n7n6_w/videos
    Puedes suscribirte, también.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  3. Te agradecemos mucho tu comentario, Sonimayrit.

    Un afectuoso saludo.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Tal vez te interese: