FERNANDO DE CASTRO, UN FEMINISTA DEL SIGLO XIX Y SU FUNDACIÓN.
El
resultado de la obra de Fernando de Castro proporcionó a las mujeres la
posibilidad de realizar estudios para así conseguir su propia independencia, su
libertad y emancipación, instruyéndolas en una formación profesional que
incluso propiciaría su ingreso en la Universidad Central de Madrid, por primera
vez en la historia.
Cuando en el año 1845 el
franciscano Fernando de Castro llegó
a Madrid para impartir clases de Historia, comenzaría su toma de contacto con
pedagogos tan importantes como Antonio Gil de Zárate o Julián Sanz del Río,
introductor del krausismo o movimiento intelectual que promovió la educación en
España y que inspiraría la creación de la Institución
Libre de Enseñanza.
Poco a poco De Castro se
transformó en uno de los profesores con más prestigio, saltando de las clases
en el Instituto de San Isidro a la Universidad Central de Madrid, de la que
llegaría a ser nombrado Rector.
Confesor de la Reina Isabel
II, Académico de la Real Academia de la Historia y Senador, fueron algunos de los importantes
cargos que ocupó, a la vez de formar parte de la Sociedad Abolicionista, entre los años 1870 y 1874, contra el
tráfico de esclavos y la “libertad de vientre” o liberación de todos aquellos
que nacieran de una mujer esclava.
Fue en esa misma época
cuando Fernando de Castro se decidió
a abandonar sus cargos dentro de la iglesia y fundó la Asociación para la Enseñanza de la Mujer.
Preocupado por el bajo nivel cultural de la mujer, que en el caso de las clases sociales medias y altas sólo podía aspirar al matrimonio o al convento mientras que en las clases más populares la falta de instrucción segregaba a las trabajadoras a las tareas más duras y poco reconocidas, la Asociación para la Enseñanza de la Mujer tomó como prioridad la educación y la formación gratuita de aquel olvidado cincuenta por ciento de la sociedad.
Preocupado por el bajo nivel cultural de la mujer, que en el caso de las clases sociales medias y altas sólo podía aspirar al matrimonio o al convento mientras que en las clases más populares la falta de instrucción segregaba a las trabajadoras a las tareas más duras y poco reconocidas, la Asociación para la Enseñanza de la Mujer tomó como prioridad la educación y la formación gratuita de aquel olvidado cincuenta por ciento de la sociedad.
Los
resultados pedagógicos conseguidos por esta Asociación darían como
consecuencia, por ejemplo, que dos de sus alumnas: Matilde Padrós Rubio y María
Amalia Goyri Goyri, se convirtieran en las primeras mujeres que ingresaron como
estudiantes en la Universidad Central de Madrid, consiguiendo sus respectivos
doctorados en Filosofía y Letras con sobresaliente.
En
este hermoso vídeo se muestra el edificio, situado en la calle de San Mateo de
Madrid, que fue sede definitiva de la Asociación para la Enseñanza de la
Mujer desde el año 1893.
Veremos
aquí su extraordinaria biblioteca Alfonsina, el espléndido patio porticado con
elegantes columnas de fundición y las diferentes salas llenas de detalles que
fueron clases de música, laboratorio, comedor de alumnas o parvulario, donde
hoy tienen lugar numerosos actos y programas culturales promovidos por la Fundación
Fernando de Castro.
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